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El cambio climático afectará todos los cuatro aspectos de la seguridad alimentaria: disponibilidad, acceso, estabilidad y aprovechamiento de los alimentos (Schmidhuber y Tubiello 2007). La disponibilidad de alimentos provenientes de cultivos, ganadería y pesca se verá afectada (Campbell et al. 2016) debido tanto a las tendencias a largo plazo en la temperatura, la precipitación, los rendimientos, la calidad y las enfermedades, como a los aumentos a corto plazo en la variabilidad climática, lo cual significa sequías más frecuentes o más intensas, oleadas de calor, oleadas de frío, marejadas y otros fenómenos meteorológicos extremos. Las grandes brechas en el conocimiento sobre el cambio climático afecta a los subsectores no relacionados con los cultivos, tales como la ganadería y la pesca, así como al nivel de sistemas alimentarios o nivel de paisaje. Por ejemplo, las disyuntivas entre los beneficios nutricionales y ambientales limitan la capacidad mundial para garantizar la seguridad alimentaria a medida que el cambio climático continúa avanzando (Campbell et al. 2016).